¿QUÉ RELACIÓN EXISTE ENTRE CULTURA Y COMUNICACIÓN?

“La comunicación es inseparable de la cultura. Es el otro lado de la misma moneda. No puede existir la una sin la otra. La cultura es comunicación y la comunicación es cultura”. (Hall and Hall, 1990).
El carácter cultural de la comunicación está en lo que se dice, lo que se explicita en los procesos comunicativos de manera verbal y extra verbal, que es interpretación, edematización y construcción de significantes tanto por el emisor como por el receptor; pero está, además, en el entorno cultural que hace posible que el intercambio comunicativo tenga lugar.


La concepción moderna de la relación comunicación - cultura pretende rescatar del olvido o menosprecio las expresiones populares y otorgarles el reconocimiento que antes se les negaba como procesos de producción cultural. 



En esta línea se inscriben como procesos de producción cultural. Es evidente la influencia que en estos estudios ejerció Gramsci, especialmente en lo que toca a la capacidad de respuesta autónoma de las clases populares frente a los productos de la cultura de estudio de las crisis políticas, en las comentes consumistas, las organizaciones de bases, medios populares de comunicación, en orden a contrarrestar el poder hegemónico de las comunicaciones tradicionales.


En nuestros días el objeto de mayor atención de los investigadores en comunicación son los procesos culturales, vale decir que se prioriza a las culturas como emisoras de mensajes, a los mensajes populares en sus manifestaciones lingüísticas, artesanales, religiosas, musicales, etc., asimismo, a los medios de difusión de estos mensajes poniendo énfasis en la apropiación de instrumentos tecnológicos por aquellos grupos que antes no tenían acceso alguno a dichos medios. En este aspecto, ha sido relevante la teoría de la comunicación alternativa puesta en boga en décadas pasadas.

Esta definición se vincula estrechamente con la idea que antes mencionábamos sobre cómo el carácter cultural de la comunicación tiene uno de sus focos en el hecho de que la cultura contribuye a la estructuración de los hábitos, costumbres, gustos, formas de expresión y de interpretación, etc., de los individuos, y estos son manifestados muchas veces en el escenario de los procesos comunicativos.

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